UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

Mayo 2018

Observatorio de educación

prensa Martes, 05 Junio 2018 07:02

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/119415-observatorio-de-educacion

La Universidad Nacional de San Martín (Unsam), la Universidad Nacional de José C. Paz (Unpaz) y la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe) lanzan el Observatorio Interuniversitario Sociedad, Tecnología y Educación (Oiste). Se trata de una iniciativa conjunta que se propone abordar, investigar y debatir la educación superior argentina en el contexto de los cambios culturales que atraviesa el mundo. El acto de presentación tendrá lugar este miércoles 6, a las 11, en el salón auditorio de la Unpaz, con la participación de los rectores Adrián Cannellotto, Federico Thea y Carlos Greco, investigadores e invitados internacionales que participarán por videoconferencia.

REPUDIAN LAS DECLARACIONES DE VIDAL

prensa Martes, 05 Junio 2018 01:39

Fuente: http://www.causapendiente.com/repudian-las-declaraciones-de-vidal/

El país cuenta con 47 universidades públicas y gratuitas que dependen del Ministerio de Educación de la Nación, varias están ubicadas en el Gran Buenos Aires, como la de San Martín, La Matanza, Tres de Febrero, Hurlingham, Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes, General Sarmiento, Avellaneda o Arturo Jauretche de Florencio Varela. Un relevamiento, de estas últimas, dan cuenta que 204 mil personas cursan sus estudios ahí, representando el 14% del total de la población universitaria del país.

En la Jauretche, donde asisten más de 20 mil alumnos, se pueden estudiar carreras relacionadas con ingeniería y agronomía, salud y ciencias sociales y administración. Las universidades del conurbano bonaerense comenzaron a crearse en los años noventa, bajo la presidencia de Carlos Menem, pero su cantidad creció mucho más en los años que gobernaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández cuando se crearon diez.

Las declaraciones de la Gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, en relación a que los pobres no acceden a las universidades, no solo se contraponen con la realidad que presentan estas nuevas universidades, también generaron repudios como el del Consejo Superior de las Universidad Pedagógica Nacional que emitió el siguiente comunicado: “En relación con las declaraciones públicas vertidas por la Sra. Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, Lic. María Eugenia Vidal, referidas al rol de las Universidades Públicas en territorio bonaerense, el Honorable Consejo Superior de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) rechaza de manera categórica lo expresado por dicha funcionaria. Reafirmamos que la UNIPE basa su proyecto institucional en la convicción de que la Educación Superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado, principio refrendado por las universidades de la región en la Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y el Caribe (2008)”.

Fuente: http://chequeado.com/ultimas-noticias/vidal-nadie-que-nace-en-la-pobreza-en-la-argentina-hoy-llega-a-la-universidad/

La gobernadora bonaerense dijo esta frase al criticar la creación de nuevas universidades en la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el número de estudiantes del sector de menos ingresos que asisten a universidades creció en el Conurbano en los últimos años.

La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, dio una https://www.youtube.com/watch?v=xq5IbkdhMgs'); return false;">charla ante socios del Rotary Club y se refirió a la situación de la Provincia a dos años y medio de su asunción. “¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la Provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?”, se https://twitter.com/GuidoMolte/status/1002010216970539009'); return false;">preguntó.

La Gobernadora contrastó la situación de las universidades con la de los jardines de infantes. Según señaló, ningún distrito del país tiene las vacantes necesarias para cubrir las necesidades del nivel inicial.

Los datos, sin embargo, muestran un crecimiento de personas de bajos ingresos que viven en el Conurbano y asisten a universidades nacionales.

La Provincia de Buenos Aires tiene 22 universidades nacionales públicas. De ese total, diez fueron creadas en los últimos 15 años, todas durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de KirchnerDel total de 22 universidades, 14 están ubicadas en el Conurbano bonaerense.

Un http://observatorio.unipe.edu.ar/wp-content/uploads/2016/08/Dossier-del-Observatorio-Educativo-de-UNIPE-Universidad.pdf'); return false;">informe de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE), en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, sostiene que en 2015 había 315 mil personas que residían en el Gran Buenos Aires que asistían a universidades públicas, la mayoría a establecimientos ubicados en el Conurbano.

De esas 315 mil personas, casi el 12% pertenecían al quintil de menores ingresos, es decir, al 20% más pobre de la población del Conurbano. En número absolutos, había casi 38 mil alumnos del quintil más pobre en universidades nacionales. En el quintil de mayores ingresos, es decir, el 20% más rico, el número llegaba a 83 mil alumnos, el 26% del total.

El que nace en la pobreza tiene muchas menos chances de asistir a la universidad que el que nace en un hogar no pobre”, señaló a ChequeadoJorge Paz, investigador del Conicet y director del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE) de la Universidad Nacional de Salta. Al mismo tiempo, reconoció que “es altamente probable que el pobre que llega a la universidad asista a una universidad pública”.

Según el mismo informe de UNIPE, en 2008 había casi 26 mil alumnos del quintil más pobre del Conurbano en universidades nacionales. Esto representa un 11,3% del total, porcentaje similar al de 2015.

Sin embargo, los dos quintiles de más bajos ingresos del Conurbano fueron los que más evolucionaron en la matrícula de universidades nacionales. En el período 2008-2015 la matrícula en universidades nacionales en el quintil más pobre del Conurbano creció un 47%, y el quintil siguiente (quintil 2), creció un 95 por ciento. Por otra parte, el quintil de más altos ingresos (quintil 5) creció un 21%, y el que le sigue en ingresos (quintil 4) creció un 28 por ciento.

“La participación de los jóvenes en la educación superior es claramente desigual en función del nivel socioeconómico del hogar. No obstante, en términos relativos respectos de la situación presente en otros países de América Latina, Argentina muestra un resultado más equitativo”, http://www.cedes.org/publicaciones/documentos/EdSup/2014/10669.pdf'); return false;">señalaun trabajo de Ana García de Fanelli, investigadora del CEDES y el Conicet.

En relación a la evolución en la Provincia de Buenos Aires, Nancy Montes, docente e investigadora de Flacso, explicó a Chequeado que “si bien existe información que permitiría dar cuenta de un mayor acceso de estudiantes de sectores más desfavorecidos y de ámbitos territoriales que antes no accedían a la universidad, no se encuentra sistematizada y publicada para toda la jurisdicción”. Aunque aclaró que existen algunos ejemplos, como la Universidad Nacional de Moreno (UNM), que hace un relevamiento del perfil de los ingresantes.

El http://www.unm.edu.ar/files/InformePerfilIngresantes2017.pdf'); return false;">estudio de la UNM concluye que la proporción de los ingresantes que trabajan es del 44%, un 47,2% de los inscriptos no posee cobertura médica y un 61,6% de los estudiantes tienen padres que no han terminado el secundario y para las madres, la proporción es un poco menor: 55,9 por ciento.

Chequeado realizó en 2016 un relevamiento por 11 universidades nacionales. Además de la UNM, seis de ellas están ubicadas en el Conurbano bonaerense:

-En la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) el 72% de los egresados era primera generación de universitarios de su familia

-En la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), ubicada en Florencio Varela, el 85% de los estudiantes eran primera generación,

-En la Universidad Nacional General Sarmiento (UNGS), ubicada en Malvinas Argentinas, el 75% de los graduados tenía un padre y el 70% una madre que había finalizado el secundario como máximo nivel educativo, mientras el 86% tenía un padre y 92% una madre sin el nivel universitario completo.

-En la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) un 80% de los casos llegaba al secundario completo como tope, y un 94,2% no poseía estudios universitarios finalizados.

-En la Universidad Nacional de San Martín (UNSaM), eligiendo de los dos padres al que hubiera alcanzado el mayor nivel educativo, en 2015 el 52% no había estudiado más allá de la secundaria, y el 78% no había completado la universidad.

-En la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTref) un 74% de los alumnos era “primera generación” universitaria.

Fuente: https://www.infobae.com/opinion/2018/06/01/la-educacion-publica-no-tiene-precio-tiene-valor/

Hace unos días la frase de la gobernadora (María Eugenia) Vidal fue contundente. Casi como una sentencia del destino se preguntó: "¿Llenar la provincia de universidades públicas cuando todos sabemos que nadie que nace en la pobreza llega a la universidad?"¿Cuál era el fin de esos dichos? ¿Hablar de la falta de jardines de infantes que generan la precarización laboral de las mujeres? ¿Explicar que el ascenso social se cimienta desde las bases de las instituciones educativas? Tal vez ella pueda respondernos desde dónde viene esta aseveración producto de su opinión personal, pero absolutamente contrastable con datos concretos.

Un relevamiento realizado por el Observatorio Educativo de la Unipe, indica que a partir del 2008, con el crecimiento de universidades en el Gran Buenos Aires por fuera de la Capital Federal, ha generado un aumento significativo de matriculados en los 2 quintiles más bajos de ingresos. Para ser más especifica, fueron los dos quintiles donde a nivel porcentual y comparando con quintiles de ingresos medios y altos, fue mayor el ingreso de estudiantes. Lo que el número frío aquí nos representa es la esperanza en sí misma, despojada de un sentido romántico, sino la esperanza concreta de históricas clases trabajadoras que estaban destinadas a reproducir mano de obra no calificada, y precarizada, claro.

Ese grueso de la población que accedía al mundo del empleo de manera informal y no regulado ahora acceden nada más y nada menos, que a tener opciones. Esos jóvenes que al salir del colegio ven a sus madres y sus padres trabajar en changas, fábricas, o cómo empleadas domésticas, camino a su casa ven que allí hay una universidad. Cambia la perspectiva de los barrios que están olvidados por la precariedad de la infraestructura pública, se revaloriza lo comunitario. La y el adolescente ven con cercanía una oportunidad que puede cambiar sus vidas. La universidad se vuelve entonces un espacio al que se puede acceder, un lugar que se puede habitar, contemplar como una posibilidad. La educación se vuelve un derecho al que pueden acceder todas y todos.

Es cierto, este grueso poblacional siguen estando subrepresentado en relación a la matricula total (31% del total), pero reflexionemos juntos lo siguiente: si representan el segmento de la población que ha crecido con mayor fuerza en la representación de la matricula total ¿no podemos ver la pulsión fundamental que está surgiendo de las clases bajas para garantizar el ascenso social en sus vidas? En un país que culturalmente estigmatiza continuamente al pibe de la gorra, a la piba que con 15 años tiene hijos, los datos nos están diciendo otra cosa, nos están diciendo que a aquellos que señalamos con el dedo, son los mismos que cuando tienen una oportunidad corren para tomarla, con los recursos que tienen, como pueden. Tal vez, cuando estudié Ciencias Políticas me confundí, pero hasta donde entiendo la política pública y el Estado de bienestar se originan con una finalidad: fortalecer a los sectores de menores recursos, generar una batería de acciones que no sean solo de contención, sino que sean además de promoción humana. En los barrios en donde trabajo los únicos espacios que tienen las pibas y los pibes son los centros comunitarios. Allí estudian, comen, desarrollan oficios, y hasta algunos aprenden cine. Hoy los centros comunitarios surgen como el motor fundamental para impulsar a esos jóvenes que sacan de las esquinas, a tener estudios superiores. Pero no es solo de palabra, no es un intangible, porque ahora la universidad está ahí, y si su compañera que representa ese 30% de los matriculados, asistió a la universidad, ellos también pueden.

La descentralización de la educación en el Gran Buenos Aires, además ha permitido dos cosas que se le escapan a la gobernadora. La primera es el crecimiento exponencial de matriculadas mujeres en las universidades. Este dato no es menor, en el último censo de población se advierte que las mujeres registran una tasa bruta de asistencia del 46%, mientras que la de los hombres es del 31%. Esto significa básicamente, que según datos del INDEC las mujeres entre 18 a 29 años, triplica el promedio de la cifra de desempleo total en nuestro país, pero sin embargo son las que más están apostando a capacitarse para generar una diferencia cualitativa al interior de sus hogares, y romper con ese círculo que vemos en los estratos más bajos donde su único destino es el empleo doméstico informal y ser madres muy jóvenes. Por lo tanto, para aquellas mujeres jóvenes que ya tienen hijos, que tienen que compatibilizar crianza, trabajo y estudio, tener la universidad ahí, cercana a su lugar de pertenencia, representa una política pública con perspectiva de género, digna de ser reproducida en el resto de las provincias. Una segunda cuestión fundamental es la transversalidad de clases que genera acercar el conocimiento. Las universidades que en un principio histórico generaban egresados de la aristocracia, ahora logran un espacio de comunión entre diferentes sectores sociales, favoreciendo el enriquecimiento cultural, el intercambio de sentidos, valores, normas. Ahí es donde vemos que el ascenso social no es solo cuantitativo en términos de poder acceder a mejores ingresos por una mejor calificación, sino que hay un enriquecimiento en el tejido social, un crecimiento del todo, de nosotros como país.

Creo fehacientemente que los mitos populares se contrastan con los datos, y que los datos se contrastan también con la realidad, y con las historias que nos atraviesan. Mi abuelo, Nicolás Crocco, fue toda su niñez muy pobre, vivía en Lima, una localidad a 40 km de Zárate. Eran 8 hermanos y hermanas que dormían en una casa ínfima, su padre trabajaba en changas cuando llegó de niño de Cenizas, Italia. Sin embargo él quiso imaginar otro futuro, ingresó a la Marina, estudio para ser electricista submarinista. Siempre con un asado de por medio me cuenta que era el mejor estudiante, y aún hoy con sus 87 años me relata que sus 18 años los vivió en París, arriba del submarino, algo que era impensado para él. Recuerda todo como si hubiera estado ayer ahí, le vuelven a brillar los ojos cargados de historia, cargados de oportunidades que tuvo. Mi abuela, Vicenta López, a los 12 ya iba en tren a limpiar casas de familia, pasaba del campo a la ciudad en el tren de Mechongué, hasta que conoció a mi abuelo. Toda su vida como trabajadora doméstica y costurera, le permitió sostener una familia con dos hijas y un marido que se embarcaba. Pese a haber hecho hasta sexto grado, no recuerdo nadie que me explicara las tablas de mejor manera mientras sus trenzas cocidas me dejaban sin respiración. Ella, dedicada al hogar, haciendo changas con la costura, sumado al trabajo de mi abuelo, permitieron que mi tía y mi mamá fueran al colegio, terminaran un secundario completo, y eso a su vez, hizo que mi madre accediera a estudios superiores terciarios y con los años universitarios, siendo docente y luego profesora. Sin ese sueldo de mi mamá como profesional calificada, para mi hermana y para mi hubiera sido imposible asistir a la universidad. En mi familia el ascenso social se dio a través de los libros. No es una historia de meritocracia entre quién se esforzó más, es una historia de un Estado que fue estando presente para que en el mismo momento que mi abuelo y mi abuela se plantearan otro futuro para sus hijas y nietas, las oportunidades estuvieran ahí. Probablemente, sin ese momento hubiera habido una gobernadora que pensaba que mi mamá nunca accedería a los estudios superiores, yo hoy, no estaría aquí escribiendo esta nota, y recordando el título de esta nota, la educación pública no tiene precio, tiene valor.

*La autora es Licenciada en Ciencias políticas, especializada en Geopolítica Latinoamericana por el PLED y Derecho Internacional Ambiental por la USAL

Fuente: https://www.urgente24.com/277619-falso-los-numeros-que-desmienten-a-vidal

El portal Chequeado.com informó que las declaraciones de María Eugenia Vidal respecto a que "nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad" son falsas. Y lo argumentó con números: los datos muestran un crecimiento de personas de bajos ingresos que viven en el Conurbano y asisten a universidades nacionales.

"¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la Provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?”, preguntó ante los empresarios María Eugenia Vidal,en el marco de un almuerzo en el Rotary Club. Estas declaraciones generaron gran polémica, y la gobernadora bonaerense recibió numerosas críticas.

Ahora desde el portal Chequeado.com (sitio que se encarga de verificar los dichos de los funcionarios), informaron que lo que dijo Vidal es "Falso". Y lo argumentan con números: los datos muestran un crecimiento de personas de bajos ingresos que viven en el Conurbano y asisten a universidades nacionales.

La Provincia de Buenos Aires tiene 22 universidades nacionales públicas, de las cuales 10 fueron creadas en los últimos 15 años, todas durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.Del total de 22 universidades, 14 están ubicadas en el Conurbano bonaerense.

 

Un informe de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE), en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INdEC, sostiene que en 2015 había 315 mil personas que residían en el Gran Buenos Aires que asistían a universidades públicas, la mayoría a establecimientos ubicados en el Conurbano.

 

De esas 315 mil personas, casi el 12% pertenecían al quintil de menores ingresos, es decir, al 20% más pobre de la población del Conurbano. En número absolutos, había casi 38 mil alumnos del quintil más pobre en universidades nacionales. En el quintil de mayores ingresos, es decir, el 20% más rico, el número llegaba a 83 mil alumnos, el 26% del total.

Cabe destacar, para quienes no están familiarizados con la palabra, que "quintil" es un término utilizado en economía para caracterizar la distribución del ingreso de una población.

El quintil de ingreso se calcula ordenando la población desde el individuo más pobre al más adinerado, para luego dividirla en 5 partes de igual número de individuos; con esto se obtienen 5 quintiles ordenados por sus ingresos, donde el primer quintil (o Q1, I quintil) representa la porción de la población más pobre; el segundo quintil (Q2, II quintil), el siguiente nivel y así sucesivamente hasta el quinto quintil (Q5, V quintil), representante de la población más rica.

Volviendo al informe de UNIPE, en 2008 había casi 26 mil alumnos del quintil más pobre del Conurbano en universidades nacionales. Esto representa un 11,3% del total, porcentaje similar al de 2015.

Sin embargo, los dos quintiles de más bajos ingresos del Conurbano fueron los que más evolucionaron en la matrícula de universidades nacionales. En el período 2008-2015 la matrícula en universidades nacionales en el quintil más pobre del Conurbano creció un 47%, y el quintil siguiente (quintil 2), creció un 95%. Por otra parte, el quintil de más altos ingresos (quintil 5) creció un 21%, y el que le sigue en ingresos (quintil 4) creció un 28%.

“La participación de los jóvenes en la educación superior es claramente desigual en función del nivel socioeconómico del hogar. No obstante, en términos relativos respectos de la situación presente en otros países de América Latina, Argentina muestra un resultado más equitativo”, señala un trabajo de Ana García de Fanelli, investigadora del CEDES y el Conicet.

En relación a la evolución en la Provincia de Buenos Aires, Nancy Montes, docente e investigadora de Flacso, explicó a Chequeado que “si bien existe información que permitiría dar cuenta de un mayor acceso de estudiantes de sectores más desfavorecidos y de ámbitos territoriales que antes no accedían a la universidad, no se encuentra sistematizada y publicada para toda la jurisdicción”. Aunque aclaró que existen algunos ejemplos, como la Universidad Nacional de Moreno (UNM), que hace un relevamiento del perfil de los ingresantes.

El estudio de la UNM concluye que la proporción de los ingresantes que trabajan es del 44%, un 47,2% de los inscriptos no posee cobertura médica y un 61,6% de los estudiantes tienen padres que no han terminado el secundario y para las madres, la proporción es un poco menor: 55,9%.

Chequeado realizó en 2016 un relevamiento por 11 universidades nacionales. Además de la UNM, seis de ellas están ubicadas en el Conurbano bonaerense:

-En la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) el 72% de los egresados era primera generación de universitarios de su familia

-En la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), ubicada en Florencio Varela, el 85% de los estudiantes eran primera generación,

-En la Universidad Nacional General Sarmiento (UNGS), ubicada en Malvinas Argentinas, el 75% de los graduados tenía un padre y el 70% una madre que había finalizado el secundario como máximo nivel educativo, mientras el 86% tenía un padre y 92% una madre sin el nivel universitario completo.

-En la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) un 80% de los casos llegaba al secundario completo como tope, y un 94,2% no poseía estudios universitarios finalizados.

-En la Universidad Nacional de San Martín (UNSaM), eligiendo de los dos padres al que hubiera alcanzado el mayor nivel educativo, en 2015 el 52% no había estudiado más allá de la secundaria, y el 78% no había completado la universidad.

-En la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTref) un 74% de los alumnos era “primera generación” universitaria.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/118613-los-miles-de-estudiantes-que-vidal-no-ve

Los números del sistema universitario desmienten a la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, quien cuestionó la creación de universidades públicas en el conurbano “porque todos sabemos que nadie que nace en la pobreza llega a la universidad”. De hecho, fue justamente con la puesta en marcha de esas casas de estudios en las últimas décadas que pudieron ingresar al sistema educativo superior alumnos que son la primera generación de universitarios en sus familias. Un estudio del Observatorio Educativo de la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe) muestra que entre 2008 y 2015 la representación de los dos quintiles de más bajos ingresos en la universidad pública creció ampliamente por sobre el promedio: los prejuicios contenidos en la mirada de Vidal invisibilizan a más de 41 mil nuevos estudiantes del conurbano bonaerense provenientes de sectores populares.

El relevamiento del Observatorio Educativo de la Unipe desmonta tanto el exabrupto de la gobernadora como el que había expresado pocos años antes Mauricio Macri (“¿qué es esto de universidades por todos lados?”). El informe indica que, si bien los estudiantes que provienen de los sectores populares están subrepresentados en la matrícula universitaria, lejos se encuentran de no formar parte del sistema educativo superior e incluso su participación logró crecer en los últimos años. 

El estudio se basa en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (Indec) y destaca que para 2015 en el Gran Buenos Aires el 31 por ciento del total de estudiantes universitarios pertenecía al 40 por ciento más pobre de la sociedad, con un total de 99 mil personas. El informe señala que, si se observa el panorama a partir de 2008, cuando inicia la última oleada de creación de universidades nacionales en partidos del Gran Buenos Aires (las anteriores fueron en el interior), sobresalen tres fenómenos. 

En primer lugar, el total de personas que asisten a universidades públicas creció un 39 por ciento entre 2008 y 2015. La matrícula tuvo un “significativo” aumento, que superó ampliamente el ritmo de crecimiento de la población argentina (menor al 2 por ciento anual).

Y si este crecimiento se mira dividiendo a la sociedad por quintiles de ingreso (en cinco grupos que contienen cada uno un 20 por ciento de la sociedad, siendo el quintil 5 el del 20 por ciento más rico y el quintil 1 el del 20 por ciento más pobre) se ve que ese incremento fue más intenso en los quintiles de ingresos más bajos. Entre 2008 y 2015, la cantidad de estudiantes de bajos ingresos en el total de inscriptos al sistema universitario creció un 47 por ciento para el quintil 1 y un 95 por ciento para el quintil 2. Eso implicó más de 41 mil nuevos estudiantes universitarios en el conurbano bonaerense de hogares de sectores populares. Como referencia, el quintil 2 representa a sectores clase media-baja, cuyos ingresos superan por poco la canasta básica. 

En el mismo lapso y en la misma región, los quintiles más altos, el 4 y el 5, crecieron un 28 y un 21 por ciento, respectivamente, en la matrícula universitaria.

Hijos de trabajadores

En la misma línea, el estudio de las doctoras en Antropología Social Laura Colabella y Patricia Vargas muestra el impacto social de la creación de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), en el partido bonaerense de Florencio Varela. En su trabajo describen el origen social de los estudiantes de la UNAJ, creada en 2009. “Una abrumadora mayoría (de los alumnos) son hijos de antiguos trabajadores rurales de la caña de azúcar, el algodón, el tabaco y la yerba mate, migrantes internos o de países limítrofes, y obreros urbanos, metalúrgicos, de la construcción, de las fuerzas de seguridad, de Gendarmería, Policía, Prefectura y Fuerzas Armadas; y que, en muy buena medida, se iniciaron en el mundo del trabajo en la niñez, mientras sus madres suelen ser amas de casa o empleadas domésticas”.

Pero la política de creación de universidades no sólo hizo crecer el acceso de los sectores bajos y medio-bajos a la universidad, sino también a todos los grupos sociales, incluidos los estratos más ricos. Según el estudio de la Unipe, en los quintiles 4 y 5 la cantidad de estudiantes se incrementó más del 20 por ciento. El informe indica que “esto probablemente expresa cómo la nueva oferta académica del territorio se transformó, no solo en una puerta de ingreso para nuevos sectores a la universidad, sino también en una oportunidad transversal para los distintos grupos sociales que eligen asistir a las universidades públicas”. 

El estudio concluye que el sistema de educación superior cuenta con “gran vitalidad, con ofertas que se despliegan en sentido vertical (presencia de posgrados) y horizontal (tipos de carreras, diversidad de territorios) y con un dinamismo en la demanda que atraviesa a las distintas clases sociales”. 

Además, pronostica que esa demanda probablemente siga en aumento por diversos factores “ya que, si bien las proyecciones de población no marcan un crecimiento demográfico futuro, tanto el desarrollo de la obligatoriedad del nivel secundario como las aspiraciones de movilidad social ascendente, la renovada demanda de calificaciones laborales, y el paradigma de educación para toda la vida seguirán perfilando crecientes niveles de acceso a la educación superior”.

Uno de los coautores del estudio, el sociólogo Leandro Bottinelli, observó que estos datos liquidan otro mito, el que dice que la universidad es un gasto “pro ricos”. “Es la idea de que la universidad pública es un simple subsidio del Estado a los más ricos, que serían los únicos que la usan. Pero las estadísticas muestran que cada vez más jóvenes de otros sectores sociales acceden, por lo que es una inversión cada vez más progresiva”.

En referencia a la propuesta de Vidal de que sería mejor apostar a la educación inicial, Bottinelli dijo a PáginaI12: “No debería aplicarse la lógica de la frazada corta. Esa era una recomendación típica del Banco Mundial de los años 90: privatizar la educación superior e invertir esos recursos en educación inicial. Por suerte, Argentina no recorrió ese camino. Hizo las dos cosas: logró expandir la educación inicial e invirtió en educación universitaria. Es real que la inversión en el nivel inicial mejora mucho la trayectoria de los estudiantes, pero usarlo como argumento para no invertir en universidades es un absurdo”.

Informe: Inés Fornassero.